domingo, 6 de diciembre de 2015

Manitas el Leucocito



¡Hola a todos! Aprovechamos el puente para traeros la historia de nuestro amigo Manitas el Leucocito. 

Manitas nació de a partir de un hemocitoblasto en la médula ósea, como todos sus hermanos. Lo llamaron así por las extrañas aletas con forma de mano que salen de su cabeza. Él nunca fue como los demás leucocitos. Cuando llegó la hora de su especialización, sus compañeros se dieron cuenta de que no era ni granulocito ni agranulocito. No tenía espíritu de eosinófilo y tampoco parecía que fuera un basófilo en potencia. 


Manitas con sus hermanos en la médula Ósea


Para resolver sus dudas, viajó hasta el mismísimo timo, el oráculo de los linfocitos T, en busca de respuestas; pero ni allí descubrió su verdadera vocación. Desanimado y perdido, Manitas dedicó los años siguientes a vagar por el cuerpo a tarvés del torrente sanguíneo. Intentó ayudar a las plaquetas pero hacía tales trombos que casi lía una embolia pulmonar. Un día quiso coger oxígeno y fabricó su propia molécula de hemoglobina. Sin embargo la cadena beta no le salió muy bien y causó una pequeña beta-talasemia. 

Cuando nuestro amigo Manitas estaba a punto de tirar la toalla y se dirigía al bazo para decir adiós a su vida, mientras volvía de la mano hacia la vena subclavia, algo rompió la vena por la que viajaba. Se trataba de un palo plateado con un agujero que absorbió a algunos de sus compañeros, pero después paró. Los demás continuaron avanzando algo tensos, porque aquel cuerpo extraño aún no había desaparecido. De repente, el palo se movió un poco y empezó a absorber de forma masiva toda la sangre que pasaba por allí. Manitas se acercaba cada vez más y no podía hacer nada contra esa fuerza de succión. Decidió dejarse llevar. ¿Qué podía esperarle al otro lado? 

Todo ocurrió muy rápido. Tras atravesar el tubo plateado, se hizo la luz y pasando por una especie de tobogán transparente, cayó en un tubo con una pegatina. El tubo se separó del tobogán y cayó en una caja amarilla. "Hospital Universitario De Salamanca" leyó Manitas en un papel con muchos colores que había fuera del tubo. 

Una vez, Manitas conoció a un hematíe que decía venir desde una bolsa que había en un sitio llamado Hospital. En ese momento pensó que estaba loco, pero ahora lo entendía todo. Había salido del cuerpo. 

Unas manos cogieron la batea, que empezó a zarandearse. Su tubo cayó al suelo y se abrió, y la sangre salió al suelo. Manitas pensó que era su oportunidad y, cuando una humana se agachó a recoger el tubo, se subió a su mano cubierta por un guante azul.

La chica que recogió la sangre y su compañera, se dieron cuenta de que Manitas estaba allí. Al principio se asustaron, pero después comenzaron a hablar con el singular leucocito. 

Manitas les contó su historia: cómo había sido rechazado por las demás células sanguíneas y su crisis de identidad. Las chicas le dijeron que eran estudiantes de enfermería y que podrían ayudarle a descubrir quién era. 

Así fue como Manitas empezó a estudiar Enfermería en la Universidad de Salamanca con sus amigas Sandra y Rocío. 

¿Conseguirá Manitas saber quién es en realidad? ¿Será capaz de acabar la carrera?



Manitas preparado en primera fila para sus clases en la EU de 
Enfermería y Fisioterapia

Manitas estudiando para el parcial eliminatorio de bioquímica





 Pero no todo son clases y estudios. 
¡También hay que disfrutar de los jueves universitarios!


Seguiremos contando novedades sobre la trayectoria de nuestro pequeño gran amigo. 

¡Disfrutad del puente!










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